La Liga de las Cinco Naciones tenía las siguientes particularidades:
Era una confederación basada en la plena igualdad y en la independencia en todos los asuntos interiores de sus naciones. La consanguinidad formaba el verdadero fundamento de la liga. Tres gens -las más antiguas- tenían representantes vivos en todas las cinco tribus, y otras tres gens, en tres tribus. Los miembros de cada una de estas gens eran hermanos entre sí en todas las cinco tribus. La lengua común, sin más diferencias que dialectales, era la expresión y la prueba de la comunidad de origen.
El órgano de la liga era un consejo federal de cincuenta sachem, todos de igual rango y dignidad; este consejo decidía en última instancia todos los asuntos de la liga. Ante cada vacante eran elegidos de nuevo por las gens interesadas y podían ser depuestos por ellas en todo momento, pero el derecho de darles posesión de su cargo correspondía al consejo federal.
Estos sachem federales lo eran también en sus tribus respectivas, y tenían voz y voto en el consejo de tribu.
Todos los acuerdos del consejo federal debían tomarse por unanimidad.
El voto se daba por tribu, de tal suerte que todas las tribus, y en cada una de ellas todos los miembros del consejo, debían votar unánimemente para que se pudiese tomar un acuerdo válido.
Las sesiones se celebraban delante del pueblo reunido; cada iroqués podía tomar la palabra; sólo el consejo decidía.
La confederación no tenía ninguna cabeza visible personal, ningún jefe con poder ejecutivo. Por el contrario, tenía dos jefes de guerra supremos, con iguales atribuciones y poderes.
Tal es toda la constitución social bajo la que han vivido los iroqueses durante aproximadamente cuatrocientos años.
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